Como Ícaro,
haré,
me lanzaré al vacío,
y buscaré intencionalmente en mi vuelo
tocar el sol.
No tengo
miedo...
No importa que su calor
derrita la cera de mis falsas alas,
porque el mar
recibirá mi caída.
El golpe de mi cuerpo
contra su gran masa de agua
será el abrazó
que anhelo.
No tengo
miedo.
No moriré ahogado
porque volaré en sus profundidades.
El cielo ya dejó de ser el límite.
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