¿Hace falta nacer de la espuma del mar para alcanzar tu mar interno?
Naufragar en tu piélago es el reto de todo bucanero, ansioso de salitre, del sal y del yodo de tu sangre.
Al menos poder ser la gavina que desorientada encuentra descanso en tu mástil mayor.
Qué importa la deriva, si el oleaje de tus pensamientos son el vaivén que adormece las furias,
que aplaca las tormentas.
Es mejor no ver la orilla, divisarla en el horizonte, significa el fin de la travesía.
Y yo quiero morir ahogada, sumergida en tus adentros.
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