Tras tanto buscar una explicación
fundí mi cerebro,
ya seco de pensamientos.
Es cierto,
somos como trenes con direcciones opuestas,
y que solo coinciden
muy de vez en cuando,
en alguna que otra estación.
Vamos llenos de personas,
sin rostros,
con nombres,
vidas que deambulan
que entran y salen,
que salen y entran.
Rutina insaciable de vivir lo de siempre
como siempre.
Y aquí estamos,
tú con tu ruta,
yo con la mía.
Puntos equidistantes de una recta.
Paralelas que se homologan
pero que no se encuentran.
ni se encontrarán.
Por ello, el vapor del foso es agobiante.
Abandonaré el subterráneo,
te dejaré en tu hoyo
recorriendo tu repetido trayecto.
Necesito la luz del sol
aunque no pueda verla.
Porque me cansé de ser un ser subterráneo.
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