El sonido de las trompetas del juicio ensordece mi audición
Él me habla, no logro escucharle
Sólo labios en movimiento.
Poso mis dedos en su boca
para sentir lo que intenta decirme
y así, a través de mi tacto poder oírle.
Pero no puedo…
Por eso lo beso para leer su mente.
Ya no oigo los clarines apocalípticos
solo escucho el latir de un corazón acelerado.
No importa el juicio.
Me he quedado sin aliento.
Mi lengua se ha unido a la suya…
Ahora hablamos el mismo lenguaje.
Las trompetas han dejado de sonar.
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